El actual contexto continúa transformándose y nos vemos erguidos ante uno de los momentos históricos más memorables para las empresas familiares. Frente a esto, la literatura empresarial difunde mensajes de urgencia en la necesidad de innovar, de adaptarse y de aprovechar oportunidades en el entorno. No obstante, es importante fijar la mirada en los líderes que se están formando al aprovechar oportunidades en tiempos de crisis.
En esta época, las empresas familiares han necesitado de líderes altamente proactivos para sobrellevar la crisis, pero una vez superada la tempestad, se vuelve momento de elevar las habilidades de este liderazgo para hacer frente a los nuevos retos. El actuar, hoy día, representa un asunto de vida o muerte empresarial, por lo que un líder proactivo debe tomar en cuenta ciertos elementos cruciales.
En primera instancia, es primordial conocerse a sí mismo y a su entorno. Esto, para poder actuar con responsabilidad y avanzar con pasos seguros. Los últimos meses han visto a las empresas familiares tomar decisiones importantes con información incompleta e incierta, una realidad que no cambiará en un futuro próximo. Sin embargo, puede realizarse un esfuerzo para conocer nuestras fortalezas y limitaciones dentro del nuevo contexto.
En segundo plano, debe poderse encontrar en la familia empresaria el balance entre nuestros intereses personales y el bien común para atender la responsabilidad que representa el legado familiar de la empresa. A través de un ajuste en nuestros objetivos o una adecuación en nuestros productos, puede aprovecharse la oportunidad de ayudar tanto a nuestros colaboradores, proveedores como a la misma industria.
Por último, se debe poder motivar y ser optimista, en especial con nuestros equipos y familias para encontrar y sembrar posibilidades. El promover procesos creativos para empoderar a nuestros círculos e involucrarnos en los procesos de cambio permite delegar tanto responsabilidades como posibles soluciones.
Sin duda, el proceso de toma de decisiones se ha acomplejado significativamente y con ello las características más fundamentales de un liderazgo proactivo, en tiempos de crisis, son redefinidas para adaptarse a un contexto de aprendizaje constante y de soluciones sin precedente. Como resultado final, se podrán reafirmar nuestros valores familiares y afianzar la creación de nuevas oportunidades.
Sobre el autor: Francisco Malagón Balderas, es Líder de Iniciativas Estratégicas del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM del Tecnológico de Monterrey.
Lee la versión completa de este artículo en la Revista LEGADO, Núm. 2, diciembre 2020.
Adaptado por: Diego Torres Trejo