Contar la historia de la empresa familiar resulta un espacio único para transmitir los valores, inspirar y forjar una visión en cada uno de los miembros de la familia. Sin embargo, en ocasiones se enmarca al fundador como un protagonista heroico en la historia, ¿cómo hacer que este espacio no pierda el verdadero propósito de inspirar?
En los últimos 15 años, he tenido la gran oportunidad de conversar con líderes de empresas familiares y cuando ha sido el momento de responder a la pregunta de cómo surgió el amor por lo que hacen desde la empresa, comparten historias de gran inspiración. Por supuesto que el sacrificio está presente en más de una ocasión a lo largo del tiempo, pero también las victorias y las personas que lo lograron reciben un reconocimiento glorioso. Construyeron un camino para múltiples generaciones.
En una ocasión, uno de estos líderes me confesaba que cuando sus hijos eran pequeños, él preparaba un cuento diferente para cada uno (eran tres: dos niñas y un niño) y se los contaba cada noche antes de dormir. En cada historia el personaje principal era el niño o niña a quien le contaba ese cuento, y en la narrativa conseguía que se enamoraran de la historia y quisieran saber más y más cada noche.
Este líder, compartió la visión con sus hijos a través de cuentos para dormir desde pequeños y trabajaron juntos como familia para hacer realidad el futuro que estaba incluido en esos cuentos.
Para inspirar se requiere de amor, visión y empatía. Vivir con el ejemplo y mostrar posibilidades para construir caminos donde se puedan realizar las personas es una manera de trascender y de inspirar.
Día a día se escriben historias y la buena práctica de documentar ayudará a que las nuevas generaciones siempre tengan referencia en su propia familia. Inicia hoy a escribir una historia de plenitud y florecimiento, que mañana sin dudarlo dará frutos.