En los artículos y publicaciones para las familias empresarias, normalmente nos encontramos con declaraciones como estas: ‘La importancia clave de formar en valores’, ‘El protocolo debe comenzar con una profunda reflexión sobre el sello y los valores familiares’, ‘Una sucesión exitosa se basa en una adecuada transmisión del legado a las futuras generaciones’, y así sucesivamente. Todas ellas condensan grandes verdades, no cabe duda. Y desafían a las familias a encontrar la forma de hacerlas realidad, en su caso particular, con actividades concretas que les permitan abordar la sucesión teniendo en mente su propio reto de sostenibilidad.
En estos tiempos donde la incertidumbre se ha transformado en el estado habitual, es indispensable que las generaciones mayores hagan una profunda reflexión sobre la forma como están educando dentro de casa. Si le preguntamos a los padres sobre qué desean para sus hijos, ciertamente dirán que buscan formarlos para que sean buenas personas y por sobre todo, que tengan una buena formación profesional.
Esta mirada refleja la certeza vital de que la felicidad es fruto del desarrollo integral de la persona humana, y no una simple sumatoria de deseos más o menos cumplidos.
Desde la perspectiva de la empresa, para que crezca y se desarrolle con éxito, es imprescindible definir una buena estrategia de negocios. Haciendo una analogía con el tema que nos interesa, las familias empresarias también deberían trabajar su “estrategia familiar”. Esa definición los ayudará a identificar con una visión más amplia los recursos con los que cuentan, que sin duda van mucho más allá de los financieros: intelectuales, humanos, relacionales, espirituales, sociales y otros.
Se debe avanzar en construir una visión compartida, donde las diferentes generaciones participen del proceso y de esa forma el sueño de la familia no sea una imposición de la generación que hoy lidera, sino un trabajo colaborativo. Y finalmente, el broche de oro es definir la forma en que se trabajará para alcanzar esa visión y objetivos, clave para que efectivamente se pueda avanzar en su consecución.
El ejercicio de construir la estrategia familiar es un verdadero plan de entrenamiento en estas habilidades a las que nos hemos referido: capacidad de escucha activa, empatía, incorporar nuevas ideas, capacidad de adaptación, pensamiento creativo.
No cabe duda que educar en familia tiene todo que ver con la formación en habilidades críticas para desempeñarse con éxito en el entorno profesional; y esa es una ventaja competitiva extraordinaria de las familias empresarias. En nuestras manos está preparar de mejor forma a las futuras generaciones para los desafíos que a ellos les toca afrontar.
Lee el artículo completo en la Revista LEGADO edición diciembre 2022
SOBRE LA AUTORA
Carolina Pérez-Iñigo es Directora de Clínica INDISA, consultora senior en Gobierno corporativo y grupos empresariales familiares.