El liderazgo es un concepto que a menudo se asocia con cualidades como la fortaleza, la seguridad y la confianza en sí mismo. Los líderes son idealizados como personas que tienen todas las respuestas, que nunca titubean y que siempre deben estar en control. Sin embargo, esta percepción tradicional puede estar limitando nuestro potencial como líderes y como seres humanos. La vulnerabilidad no solo es aceptable, sino que también es esencial para un liderazgo efectivo.
Brené Brown inició sus investigaciones sobre la vulnerabilidad desde la década de los 90 y la define como “la incertidumbre, el riesgo y la exposición emocional que experimentamos en situaciones en las que nos abrimos y mostramos nuestra auténtica verdad, a pesar de no tener garantía de cómo seremos recibidos o de cuál será el resultado” y sostiene que la vulnerabilidad es fundamental para la conexión genuina, la empatía y el crecimiento personal.
En el ámbito familiar, la vulnerabilidad puede ser especialmente poderosa. Los hombres y mujeres líderes de familia a menudo se sienten presionados para ser ejemplo de madurez, pero esto los puede llevar a vivir su rol con una máscara y generar barreras que limiten la comunicación honesta, e incluso a bloquear la expresión de emociones.
La vulnerabilidad en la familia implica ser capaz de admitir cuando uno se siente triste, reconocer cuando se ha cometido un error, aceptar con humildad que hay temas que ignoramos o valores que jerarquizamos diferente a los de la generación actual. Al hacerlo creamos un espacio para la empatía, la comprensión y la resolución de conflictos, enviamos un mensaje claro a los demás miembros de la familia de que está bien expresar sus propias inseguridades y miedos; esto puede fomentar una dinámica más saludable en la que todos se sientan escuchados y apoyados.
En el entorno empresarial, la vulnerabilidad puede ser igual de poderosa. Mostrarla puede ayudar a construir relaciones más sólidas con nuestros colaboradores, ya que estos se sentirán más cómodos compartiendo sus ideas y preocupaciones. La comunicación efectiva se facilita cuando se modela apertura acerca de las propias incertidumbres y desafíos y se está dispuesto a escuchar y aprender de los talentos de los demás.
Sabemos también que, para permanecer exitosos en el mercado, nuestras organizaciones necesitan responder de forma ágil ante los cambios. El cambio es la constante, nos dicen los expertos, sin detenerse en resaltar que todo proceso para gestionarlo viene “envuelto” en sensaciones de inseguridad, incertidumbre y ansiedad. Cambiar implica aprender nuevas formas de reaccionar, conlleva la posibilidad de cometer errores que nos pueden llevar a redefinir estrategias y creencias más efectivas. El cambio nos lleva al terreno de la vulnerabilidad.
En consecuencia, como líderes necesitamos conocer los regalos que se esconden tras el malestar que nos genera el miedo al futuro, al fracaso o la vergüenza de no lograr una meta. Abrir un espacio para una discusión abierta y genuina de estas emociones promueve equipos de trabajo más creativos, resilientes y productivos. Pero, ¿por dónde empezar?
- Promueve la experimentación: la innovación a menudo surge de la voluntad de explorar lo desconocido y aceptar que el fracaso es parte del camino hacia el éxito.
- Modela autenticidad: para inspirar a las personas a compartir ideas y perspectivas diferentes.
- Crea un espacio seguro para la expresión de ideas: solo nos abrimos a externar ideas cuando superamos el temor a la crítica destructiva.
- Practica la empatía con los miembros de tu equipo: esta empatía puede inspirar a tus colaboradores a construir sobre las ideas de los demás, integrando diferentes perspectivas y habilidades.
- Facilita el aprendizaje: invita a tus colaboradores a explorar talleres, despierta curiosidad en las tendencias y en cómo pueden prepararse para anticiparse a los competidores.
- Preséntales nuevos retos: comparte tus sueños para el futuro, déjales conocer tu propósito superior, los valores que sustentan tus acciones, porque a todos nos inspira ser parte de un legado que transforma.
Abrazar la vulnerabilidad requiere mucho valor e inteligencia emocional, pero la recompensa es también grande. Nos liberamos del peso de las expectativas poco realistas y nos abrimos a un mundo de posibilidades infinitas. Nos permite construir relaciones más auténticas y significativas, fomentar la confianza y la colaboración, y crear un entorno donde todos puedan crecer y prosperar. Así que, como líderes de familia y empresas, hagamos un compromiso hoy para liderar con el corazón. En este acto de valentía encontraremos la fuerza para transformar nuestras vidas y el mundo que nos rodea.
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición abril 2024.
SOBRE LA AUTORA
Lourdes Ocampo es Profesora del Departamento de Gestión y Liderazgo de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
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