El tejido de la empresa familiar es un compuesto sensible a las necesidades y valores familiares de sus miembros en el contexto de los asuntos del negocio y de los temas personales de la familia. Es un elemento vital para la esencia de la identidad de la organización familiar, para el entusiasmo en el espíritu de su misión y para una efectiva operación en sus ámbitos de acción.
Este tejido es cultivado por los miembros fundadores y es después inculcado a las generaciones más jóvenes para procurar la continuación de la esencia familiar. Estos grupos y sus intereses moldean el tejido familiar, y al ser un asunto generacional, la forma resultante de éste depende de la forma en que se enfrenten sus miembros y resuelvan sus conflictos.
La configuración final de esta constelación y del equilibrio de fuerzas definen el desenlace del proceso de sucesión en una empresa familiar:
- El fundador afronta – y muy a menudo se resiste – a su condición de mortal, a la renuncia de su poder y predominio sobre la organización, y, por ende, desde su punto de vista, a la pérdida de control sobre su propia vida;
- La familia se dispone a lidiar con embates en múltiples frentes, a la armonía familiar – a ser conciliada por la madre; a la rivalidad entre generaciones y sus visiones, - a ser resuelta por padres e hijos; y a la integridad del matrimonio fundador – a ser resuelta por los cónyuges;
- Los gerentes y propietarios se confrontan con la realidad de su propia vejez, la jubilación y el desmoronamiento del capital forjado en amistad con el fundador. Al mismo tiempo, son los custodios del funcionamiento de la empresa, son delegados formales de las facultades y responsabilidades del fundador, despachando los asuntos del negocio.
No obstante, la fuerza predominante en esta dinámica es la ambivalencia. La indecisión, indefinición e incertidumbre se juntan para conformar una poderosa resistencia a nivel del sistema. A pesar de esto, el acompañamiento del líder de la empresa familiar, de su orientación y asesoría, puede procurar un entorno libre de discordia familiar.
Es imperativo conservar el tejido familiar en toda la extensión de la palabra. La armonía familiar es alcanzable y el consenso entre miembros es posible si la intervención se dirige directamente a los intereses de cada. La persecución de la misión de la empresa debe estar precedida por la unión y el bienestar de la familia empresaria.
Referencia:
Lansberg, I. (1988). La conspiración de la sucesión. Family Business Review.
Lee la versión completa de este artículo en la Revista LEGADO, Núm 4, agosto 2021.