En toda empresa familiar sana y próspera, llega el momento en el que se tiene que dejar el mando del negocio en manos de las siguientes generaciones.
La tarea de los que actualmente dirigen la empresa es crear un vínculo de propiedad y compromiso con la siguiente generación con el fin de tener un apego emocional, el cual se define como un sentido de pertenencia de parte de las nuevas generaciones hacia la empresa más allá del aspecto económico que éste puede traer.
El apego emocional puede desarrollarse de dos diferentes formas: (1) de manera auto gestionada, cuando los hijos crean una relación de pertenencia y lealtad por su trabajo en la empresa y/o (2) de convencimiento por escuchar a sus padres decir “algún día esto va a ser tuyo”, por lo que debe promoverse más que un sentido de propiedad, un sentido de responsabilidad y compromiso al momento de recibir el mando del negocio familiar.