El desarrollo tecnológico está cambiando la manera de competir y la configuración industrial de todos los sectores de la economía con nuevos modelos de negocio que retan las prácticas imperantes y la manera en cómo se entiende, se crea, se entrega y se captura valor.
Las industrias podrán cambiar de manera radical o progresiva, pero todas evolucionarán. Serán más rápidas, basadas en nuevas infraestructuras, con ciclos cada vez más cortos y esto supondrá un cambio estructural que generará un nuevo paradigma tecnológico y económico.
Enfrentaremos un ecosistema de negocios más demandante, más complejo, más incierto y dominado por el principio de destrucción creativa que retará la existencia de las organizaciones establecidas, que para permanecer habrán de desarrollar capacidades dinámicas de innovación y emprendimiento de nuevos modelos de negocio.
Ante este entorno, la empresa familiar podrá hacer uso de sus probadas capacidades como su cercanía con el cliente o su flexibilidad, pero a la larga crear valor de manera sostenida le exigirá una mayor agilidad, un creciente grado de digitalización, así como una mayor escala para poder competir.
Innovar y diversificar para reforzar el patrimonio
Las empresas familiares pueden utilizar la innovación y la diversificación para seguir capturando valor y reforzando su patrimonio. Sin embargo, ambas representan desafíos significativos. Innovar dentro de una empresa familiar puede resultar difícil ya que las fórmulas de éxito del pasado generan mucha resistencia; igualmente resulta difícil crear un entorno que propicie el intercambio de ideas, que proporcione los recursos y las herramientas requeridas para experimentar al interior de la organización que típicamente está diseñada y orientada para operar a corto plazo.
Por otro lado, la diversificación de negocios presenta desafíos importantes ya que las habilidades de gestión entre distintas empresas pueden ser muy diferentes y la asignación de recursos (tiempo y capital), entre distintos proyectos, genera tensiones constantes.
Startups familiares como fuente de creación de valor
Recientemente, los emprendimientos o startups se han convertido en la manera más eficiente de creación de valor pues en un entorno que demanda agilidad, este tipo de organizaciones, gracias a su flexibilidad, nivel de adopción tecnológica y a sus propuestas de valor diferenciadas y centradas en el cliente, están mejor equipados para competir y crecer de manera acelerada.
El emprendimiento impulsado desde “startups familiares” podría hacer sentido para solventar los típicos retos asociados a la innovación y la diversificación, si configuramos proyectos desde el grupo empresarial familiar que —al aprovechar todo el capital humano, financiero y relacional de la familia— sean capaces de detonar nuevos negocios dentro del portafolio de la familia, ya sea para disminuir el riesgo, o bien para crear oportunidades adicionales de crecimiento en negocios relacionados o no relacionados.
Adicionalmente, estos proyectos de emprendimiento de las familias empresarias proveen espacios idóneos para el desarrollo de la siguiente generación desde donde sus miembros podrán experimentar, aprender, incorporar nuevas prácticas, consolidarse como líderes y generar valor para la familia y para la sociedad.
Retos del cambio para la empresa familiar
En la empresa familiar, a medida que pasa el tiempo, las familias crecen y las empresas se vuelven maduras. Las preguntas recurrentes son:
- ¿Cómo seguir generando valor económico?
- ¿Cómo generar espacios para los miembros de la siguiente generación?
Preguntas que en el contexto actual de negocios se vuelven todavía más relevantes.
El cambio tecnológico y competitivo representa una gran oportunidad, pero las empresas familiares responderán de distintas maneras, algunas si podrán promover el cambio, otras simplemente se adaptarán, mientras que otras ya no serán capaces de permanecer. El reto consiste en alinear oportunidad con capacidad y voluntad.
Las empresas familiares han sido organizaciones emprendedoras que han logrado ganarse un lugar en el mercado pero que deberán seguir promoviendo —a futuro— los valores que inicialmente los llevaron a generar riqueza. Es por ello que, en el contexto presente, deberán impulsar y priorizar proyectos de innovación y emprendimientos dentro y fuera de su organización actual —controlados por ellas o no—, tanto en negocios relacionados como no relacionados con el que históricamente haya sido el principal activo de generación de valor.
En ese sentido, el objetivo último de trascendencia y legado en las familias empresarias deberá ser el de generar no activos, sino valores y, entre ellos, el valor del emprendimiento, un desafío de lo más retador e interesante en los tiempos que nos han tocado vivir; pero que, al mismo tiempo, consiste en regresar a la esencia de la empresa familiar —y de la naturaleza humana—.
¿Cómo ponemos a prueba nuestros límites, enfrentamos nuestros miedos y crecemos para convertirnos en algo más grande que nosotros mismos?
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición diciembre 2023.
SOBRE EL AUTOR:
Salvador Cerón es Director de la Práctica de Profesionalización de la Gestión de Empresas Familiares en Cerón & Co.
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