La pérdida repentina de algún integrante de la empresa familiar es una situación difícil a la que se le debe dar tiempo y duelo; y esto se vuelve más complicado cuando la pérdida es de un integrante clave. Ya sea que se trate del jefe de familia u otro familiar relacionado indirectamente con la empresa, cualquier pérdida puede alterar la órbita familiar y hacer que la empresa familiar se desvíe del rumbo.
Si bien es imposible prever esta situación, se puede crear un protocolo. Hay que recordar que el duelo suele modificar nuestra toma de decisiones racional, por lo que es importante planificar este acontecimiento con mucha anticipación. Puede que sea parte de nuestra naturaleza humana retrasar la creación de planes en caso de muerte, pero en el ámbito empresarial es una mala práctica.
La desaparición repentina de una persona en el ambiente laboral es un proceso complicado, y esto detona en los integrantes de la empresa reflexiones sobre la vulnerabilidad de los seres humanos. Dejar un espacio para las emociones de los miembros de la familia y reconocer que cada uno maneja el duelo de manera distinta, será clave durante este tipo de crisis.
El shock emocional puede ser algo impredecible en la organización, ya que impactará también en sus estructuras, por lo que se debe tomar en consideración a los colaboradores:
- La noticia debe darse a través de un líder, esto ayudará a que se tome con seriedad el tema y fomentar el respeto hacia la familia y la empresa.
- Aceptar el shock y la disminución de rendimiento, es normal que las emociones bajen el ritmo de trabajo y productividad, por lo que los líderes deben comprender que pudieran bajar los niveles de rendimiento durante los primeros días.
- No sustituir el puesto de inmediato, esta es una de las acciones que más tienen impacto en los colaboradores, ya que forma parte del luto de la empresa y comunica a los colaboradores que las personas no son “objetos” reemplazables.
Referencias:
Kliska, Bernard. “Death and the Family Business.” https://www.thefbcg.com/resource/death-and-the-family-business