“Las mujeres pertenecen a todos los lugares en donde se toman decisiones.” Ruth Bader Ginsburg
La equidad e inclusión de género en la mayoría de las empresas a nivel mundial, y particularmente en México, continúa siendo un tema de discusión, un área de oportunidad y un reto que abordar. En un país en donde el 51% de la población es femenina, llama la atención que el involucramiento de las mujeres de las familias empresarias no se vea representado en la misma proporción. A pesar de conocer los beneficios de incluirlas en los diversos órganos decisores y de gobierno corporativo, los últimos reportes señalan que solo el 6.7% de los presidentes de los consejos de administración son mujeres. Asimismo, escasamente el 5% de los puestos de dirección ejecutiva en nuestro país, están ocupados por mujeres (Deloitte, 2022).
No obstante, sí hay mujeres que han superado esa brecha. En las empresas familiares, muchas de ellas son hijas, hermanas o nietas de los fundadores de estas empresas. Algunas otras, nacieron en el seno de una familia empresaria, adquirieron competencias emprendedoras y abrieron nuevos caminos. Entonces, ¿qué ha facilitado la integración de las mujeres de estas familias empresarias? ¿Cuáles son algunas buenas prácticas que pueden pavimentar un camino de desarrollo e involucramiento? ¿Cómo se puede fomentar la equidad en el seno familiar y la inclusión desde temprana edad? Aquí algunas recomendaciones.
Para ser parte de la empresa familiar primero hay que ser parte de la familia empresaria. Esto implica fomentar una inclusión natural, intencional y programada de todas las generaciones de mujeres en las decisiones familiares. Desde las actividades a realizar y asignación de gastos hasta las vacaciones familiares o planes de inversión. El tener estas conversaciones desde temprana edad, genera hábitos de diálogo, reflexión y pensamiento estratégico.
Formación en aspectos duros y suaves
Evidentemente la inversión en planes educativos, la creación de fideicomisos específicos y la selección de planes de carrera son útiles e importantes para el involucramiento de las mujeres en la familia empresaria. No obstante, la formación también involucra aspectos que en ocasiones se pasan por alto, como puede ser el familiarizar a las mujeres de la familia en cuanto a lo que constituye el patrimonio familiar, las decisiones que se deben tomar de manera regular y extraordinaria, las implicaciones que tienen, así como los documentos que respaldan ese patrimonio (contratos, escrituras, acuerdos). También se incluye aquí el abrir canales de comunicación y acuerdo entre ellas y los principales decisores, sean o no de la familia (por ejemplo, proveedores, abogados, notarios). Por último, no olvidar aquellos aspectos suaves como puede ser el desarrollar habilidades de negociación, liderazgo, conciliación y pensamiento crítico.
Desarrollo de roles y seguimiento
No se trata únicamente de una cuestión de género sino de perfiles y generaciones. Mientras mayor diversidad tengamos, mayor será la riqueza de las aportaciones a la familia empresaria. Para que esto se dé, se deberán detectar las distintas fortalezas y competencias que tenga cada una de las mujeres de la familia empresaria para encaminarlas a los roles y puestos adecuados. Habrá quien se desempeñe mejor en temas de alianzas y estrategias, pero también habrá quien se enfoque en las finanzas y gestión del patrimonio. Cuanto antes se realice este diagnóstico y desarrollo, más acertada será su incorporación.
Alineación de planes de vida y carrera
Conversar a tiempo sobre las expectativas que tiene cada una sobre su trayectoria profesional, la gestión del patrimonio y sus planes individuales, así como familiares, es de gran importancia. Sostener estas pláticas de manera anticipada ayudará a tener planes de sucesión e involucramiento que resulten pertinentes y adecuados para todas en la familia.
Adueñarse del patrimonio familiar y la responsabilidad que conlleva. Esta parte se da como resultado de lo anterior; sin embargo, hay que verificar que efectivamente se lleve a cabo. Lo que implica es hacer conscientes a las generaciones de mujeres de la familia empresaria de su impacto y posibilidades de acción. En palabras más llanas: si asumen la propiedad o dirección de una empresa ¿qué implica?, ¿qué pueden hacer con ello?, ¿cómo pueden maximizar el beneficio para todas y todos?, ¿cómo pueden dejar de ver este patrimonio únicamente como la empresa de sus padres y asumirse en el rol que les corresponde?
Pavimentar el camino para las mujeres que les sucederán
Contar con mujeres que forman, incluyen e impulsan al resto de mujeres de la familia asegura la continuidad y aprovechamiento de los esfuerzos realizados en los puntos anteriores.
La participación de las mujeres en la familia empresaria constituye una necesidad urgente, pero también trae grandes ventajas y satisfacciones. Desde luego podemos constatar ya en algunas de las empresas más exitosas las bondades de involucrar y desarrollar a las nuevas generaciones de mujeres dándoles un trato equitativo y de impulso. Repliquemos estas buenas prácticas desde la cotidianidad y calidez del hogar hasta la oficina principal de la empresa familiar.
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición diciembre 2023.
SOBRE LA AUTORA
Ana Lissette Segovia es Profesora Asociada del Departamento de Gestión y Liderazgo del Tecnológico de Monterrey.
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