Hoy tuve el privilegio de conversar con cuatro mujeres ejemplares… respetando la confidencialidad no revelaré sus nombres, pero indudablemente son un testimonio de liderazgo femenino.
Conversamos de la fuerza de la asertividad y otras cualidades que hacen del rol de la mujer en los negocios y en la sociedad, la piedra angular para lograr transformaciones de alto impacto. Con cada una de ellas he tenido la fortuna de interactuar en múltiples ocasiones y siempre disfruto de las enseñanzas que, entre mujeres y desde el corazón, somos capaces de compartir.
Hablamos de la importancia de autoconocernos, de saber qué nos quita el sueño y qué estamos dispuestas a dar por alcanzarlos. Jugamos distintos roles y, aunque entendemos que eso significa con frecuencia sacrificar el statu quo, estamos dispuestas a intentarlo una y otra vez, de eso va la resiliencia, que por cierto resulta indispensable para navegar, hoy más que nunca, en tiempos de turbulencia y cambio permanente.
Las mujeres somos por naturaleza generosas, soñadoras, reflexivas, amorosas, atrevidas y comunitarias. Saber lo que queremos es fundamental para construir futuros; planeando por supuesto y asignando “tiempo, tesoro y talento” para hacer que lo urgente e inmediato no desplace a lo trascendente.
Caminar con determinación, integridad y esperanza irá allanando el camino para las nuevas generaciones que reconocen que el ejemplo que han dejado las mujeres en la historia en todos los ámbitos debe inspirar a transformar este mundo en un lugar más libre de discriminación y desigualdad.