Es innegable la relevancia que tienen las empresas familiares en nuestro país, particularmente aquellas que, a pesar de haber trascendido a su fundador, permanecen generando valor a la economía y a la sociedad. Dada la importancia que representan, sobre ellas recae una serie de responsabilidades como lo son la innovación y la digitalización, entre otras.
No están exentas de la llegada de la Revolución Industrial 4.0 y, por el contrario, son muchas veces punta de lanza mundial para procesos de transformación digital.
La empresa familiar entiende el empuje de la transformación digital como la respuesta ágil ante los cambios en el comportamiento del consumidor, por lo que debe adoptar un tipo único de inteligencia empresarial: la familiar. Así, “inteligencia empresarial familiar” (IEF) facilitará la mejor toma de decisiones para su planeación estratégica futura.
Dejando de lado que las empresas familiares cuenten con los sistemas sustantivos que las habilitaron por años (como ERP, CRM, SCM, entre otras plataformas y estrategias de negocio de base tecnológica), el gran reto actual es identificar y aprovechar las nuevas tecnologías como el Internet de las cosas, la Inteligencia artificial, la Manufactura aditiva, las realidades mixtas (virtual y aumentada), el Comercio ubicuo, la Analítica avanzada de datos, la Gestión de Big Data, el empleo de simuladores, la maximización del procesamiento en la nube, entre otras tantas alternativas que se tienen a la mano.
Las generaciones que están mando el mando de las empresas familiares son nativos digitales, por tanto, entienden mejor cómo cimentar la IEF con estas nuevas tecnologías.
Lee la versión completa de este artículo en la Revista LEGADO, Núm 2, diciembre 2020.