Se dice que un alquimista es capaz de transmutar cualquier metal en oro. De la misma forma, la mujer suficientemente preparada será capaz de transformar a las personas y afrontar los retos con estrategias, recursos y objetivos para multiplicar su valor.
Tengo la fortuna de “desayunar, comer y cenar” empresas familiares, y algo que suelo decirle a las mujeres es que aceptar el reto con responsabilidad, hace toda la diferencia. La mujer siempre ha sido, es y será cimiento en la familia empresaria. Es históricamente pieza clave en el sistema familiar, su presencia salpica dentro y fuera de la organización influyendo desde cualquiera que sea su rol.
Existen muchos roles y combinaciones en los que las mujeres participan actualmente. Agotar cada uno sería redundar, por lo que mencionaré los que considero son más representativos.
La madre: es el pilar familiar. Juega un rol colaborativo y esencial como la responsable de la dinámica familiar sana. No necesita tener un rol activo en la empresa para influir, pues en sus hijos está puliendo esos “diamantes en bruto” que serán los futuros líderes. Como destaca el experto en empresas familiares, Alberto Gimeno, es de gran importancia vivir la “nobleza de espíritu”, porque esta no se puede comprar o adquirir con facilidad, sino que es algo que se cultiva en casa.
Desarrolla a la siguiente generación, ya que desde que nacen sus hijos, hasta que cumplen los 25 años, recibirán una base sólida en valores y creencias.
Abre espacios para conversaciones difíciles, ayuda a resolver conflictos y modela un estilo asertivo de comunicación.
La propietaria: tiene la máxima responsabilidad en la empresa. Me toca ver cada vez más mujeres en este rol, siendo herederas de sus padres. Esto es una muestra de cómo se han ido rompiendo barreras, lo que ha posicionado a la mujer en un rol con mayor relevancia e influencia.
- Entiende los aspectos financieros para poder cuestionar y tomar decisiones según la información presentada en la asamblea de accionistas
- Genera aportaciones que suman.
- Aprovecha y reconoce el talento laboral de manera equilibrada.
La empresaria: está al frente de la empresa y sabe que “el mínimo del familiar es el máximo del colaborador”. Acepta esta premisa crucial pues marca la pauta, empuja y lo refleja en el día a día. Un ejemplo es Ana Botín, Presidenta del Banco Santander, sucedió a su padre después de su fallecimiento repentino. En la actualidad es una de las 50 mujeres más poderosas en Europa, según Forbes. El consultor de empresas familiares, Manuel Pavón, la describe como “una conquistadora moderna: discreta, disciplinada, serena y resuelta… con su mirada penetrante, su inmensa capacidad de trabajo y ambición”.
- Se gana el respeto y apoyo de los accionistas y familiares, además de demostrar ser competente en el puesto.
- Abre espacio informando, hablando con la verdad y dando cabida a la participación.
- Acepta la última responsabilidad y puede responder ante el consejo por las decisiones tomadas y las acciones llevadas a cabo.
- Demuestra una autoexigencia elevada, está abierta a recibir retroalimentación.
- Guía y se deja guiar, es capaz de “mezclar pelo blanco con pelo negro”.
La consejera: participa activamente. Según un estudio de Deloitte, en el año 2022 el 6.7% de los presidentes de consejo eran mujeres y solo el 5% en puestos de dirección general. Esta cifra es un llamado a más mujeres en las mesas decisorias, en donde:
- Brinden un punto de vista único, equilibrando opiniones.
- Sumen en la dirección que tomará la empresa, sustentando argumentos con conocimiento y experiencia.
- Encausen la toma de decisiones estratégicas.
María Asunción Aramburuzabala, considerada la mujer más rica de México y tercera más rica de Latinoamérica, asumió la presidencia del Consejo de Administración de Grupo Modelo, sucediendo a su padre Pablo. Ingresó a la empresa sin mucho conocimiento, pero con gran responsabilidad y compromiso. Logró llevar a la empresa a un mayor éxito, fue invitada a ser consejera de varias empresas y fundó Tresalia Capital. Ella misma resalta que su enfoque, capacidad de aprendizaje y determinación, fueron lo que la han hecho trascender.
La familiar política: podrá estar “detrás del telón” y aunque se habla poco de ella, crea el efecto mariposa. La esposa, nuera o cuñada en la empresa familiar que perdura:
- Guarda prudencia, cuida relaciones de respeto, media y coopera con la buena imagen de la empresa, procura armonía y buena relación interpersonal.
- Es consejera y socia, da su lugar a la empresa, adopta los valores como propios y apoya en momentos de dificultad.
- Cuida la confidencialidad, salvaguardando los temas importantes.
- Entiende y respeta los límites.
Podemos ver el caso contrastante en la industria de la moda italiana entre Patricia Reggiani, esposa de Maurizio Gucci, y Wanda, viuda de Salvatore Ferragamo. La primera causando desajuste familiar y llevando indirectamente a la empresa a punto de la quiebra, mientras que la segunda llevó a Ferragamo a ser una compañía próspera con éxito mundial.
Mujer, transformas desde cualquiera que sea tu rol ¡hazte consciente de ello! El mundo hoy te ofrece muchas posibilidades; estés en donde estés, ya no te puedes esconder. Toma esa responsabilidad y prepárate. Utiliza tu poder único: eres una alquimista.
Dunia Guzmán es Profesora en la Escuela de Negocios del Tecncológico de Monterrey y Consultora de la firma Akator.
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