Son muy conocidos por nuestros lectores los datos que resaltan la importancia que la empresa familiar tiene en México y LATAM y su impacto en los principales indicadores macroeconómicos en nuestras geografías. La empresa familiar, de acuerdo con el último libro “Sucesión en la empresa familiar: historias de éxito” elaborado por el Tecnológico de Monterrey y Citibanamex, estas representan hasta un 90% del PIB mexicano, suponen un 85% del total de las empresas del país y son responsables de un porcentaje muy relevante del empleo total y de la generación del mismo, un 70% según el INEGI.
También es terreno familiar para nuestro lector la elevada mortandad de la empresa familiar y su dificultad para escalar de su condición de microempresa y por lo tanto asegurar escala, supervivencia y un mayor impacto en la generación de riqueza, empleo e innovación en nuestras sociedades.
Después de un lustro de desaceleración y pérdida general de competitividad para nuestras empresas entre 2016 y 2020, la pandemia y sus concurrentes crisis sanitarias, sociales y económicas han añadido dificultades adicionales a las empresas familiares, en muchas ocasiones agravadas por los factores antes aludidos y uno adicional, la dificultad en la atracción de talento diferencial, significando la salida del mercado de decenas de miles de ellas con el consiguiente impacto al empleo y a los sueños de los fundadores.
En este contexto, en el que creo que el principal error sería caer en la desesperanza y el abandono, ¿cuál puede ser el papel de contar en nuestras empresas familiares con una visión, acción y talento emprendedor?, ¿es el emprendimiento una solución a los retos (y oportunidades) del entorno actual y una oportunidad para el crecimiento, la innovación y la diversificación de la empresa familiar y la familia empresaria?
Desde las universidades, las escuelas de negocios y los “think tank” especializados como el Instituto de Familias Empresarias del Tec de Monterrey, tenemos la oportunidad de transformar la enseñanza, investigación y comunicación sobre el emprendimiento para pasar de la acción de emprender a una mentalidad y más relevante aún, a una competencia que puede ser desarrollada a través de la práctica y los modelos educativos.
Si en otras décadas, una buena idea, producto o servicio sostenía una empresa familiar, hoy necesitamos más; necesitamos sucesivos emprendimientos exitosos o transformaciones innovadoras de nuestros modelos de negocio originales para florecer. En la medida que la familia empresaria desarrolle y aproveche su ventaja competitiva podemos esperar que el emprendimiento familiar continuará siendo la piedra angular que de paso a la sostenibilidad empresarial por múltiples generaciones.
Lee el artículo completo en la Revista LEGADO edición agosto 2022.
SOBRE AL AUTOR
Ignacio de la Vega es Vicerrector Ejecutivo de Asuntos Académicos, Facultad e Internacionalización en el Tecnológico de Monterrey.