Cada vez más empresas han adoptado la figura del Consejo consultivo porque es muy útil para sus directores generales y dueños. En especial lo es para las empresas familiares cuando llega el momento de asegurar la continuidad de su proyecto y la necesidad de mantenerse competitivos ante un mercado en constante transformación.
Aun ante el incremento de estos órganos de gobierno, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el tercer país con la menor presencia de mujeres en Consejos directivos, solo detrás de Estonia y Hungría. En adición, estudios de McKinsey indican que el nivel de representación de mujeres de México en altos cargos creció del 13.4% al 13.9% del 2017 al 2020, con esto se proyectan 100 años para cerrar la brecha de género.
Para comprender mejor este comportamiento, buscamos la visión de una figura destacada, cuya trayectoria ha trascendido tanto en el Tecnológico de Monterrey como en el entorno empresarial. María Elena Vázquez Lira. Desde hace 16 años encontró su pasión en los espacios de los Consejos de distintas empresas dedicadas al retail y es experta en múltiples disciplinas, como resultado de un camino de aprendizaje continuo y de valor para afrontar grandes retos.
Diana Moreno: ¿Cómo define usted la función de los Consejos como un órgano de gobierno?
María Elena Vázquez Lira: El rol principal del Consejo es el de accountability. Lo que sucede es que, al no haber un Consejo, el director general no tiene a quién responder y la organización puede perder su rumbo, o bien, no hay una entrega de resultados. Un compañero en la maestría decía que el puesto de director general es el más solitario de la organización, porque no tiene con quién “rebotar” ideas, y así, el Consejo sirve como una caja de resonancia. Otra función del Consejo es tener a un grupo de expertos que sumen a la toma de decisiones una visión externa. La “ceguera de taller” a veces no te deja buscar las mejores prácticas dentro de la industria. El consejero funciona como un advisor que pone preguntas en la mesa, que permite cuestionar si el rumbo de la organización es el correcto.
DM: ¿Cómo surge en usted el interés por ayudar a las organizaciones y tomar este rol de consejera?
MEVL: Nació por la confianza de la empresa de una familia que había estado capacitándose con nosotros en el tema de retail, mi expertise disciplinar. Me invitaron a un Consejo consultivo, junto con el ex CEO de Liverpool y el ex CEO de Elektra; fue un honor pertenecer a ese grupo y en el que yo me pude iniciar como consejera. Nunca había pensado en serlo y hoy llevo ya 16 años como miembro de su Consejo. La mayoría de las empresas que me han invitado son retailers, por mi especialidad. Así ha sido la historia. Es un compromiso muy importante y por lo que hay que prepararse; lo tomo muy en serio. Es un rol que me encanta, me motiva, me llena de energía, pone a prueba mi capacidad de aprender cosas nuevas y me permite aportar valor en esta etapa de mi desarrollo profesional donde ya he recorrido un largo camino. Todas las empresas en las que participo son mexicanas y medianas; ahí he definido yo como el lugar desde el que quiero aportar.
DM: ¿Por qué eligió especializarse en comercio minorista o retail?
MEVL: En el Tec siempre llegan oportunidades. Nuestros consejeros en Culiacán —en su mayoría retailers— se acercaron a quien entonces era mi jefe, Ing. Juan Manuel Durán, para entrenar a sus equipos directivos, pero nadie levantó la mano en ese momento. El ingeniero me preguntó: ¿“Lo agarras tú?” “Pues sí”, muy segura, respondí. Esto fue hace más de 20 años, y entonces me di a la tarea de aprender sobre esa industria. Hicimos un programa de capacitación de profesores que se enlazó muy bien con mi formación en mercadotecnia. La oportunidad, junto con mi formación, hicieron que encontrara un área de expertise que me encanta, pero nunca lo planeé. El sentido de oportunidad para los y las jóvenes es tener el entrenamiento correcto para aceptar el reto y sacarlo adelante.
DM: ¿Qué habilidades debió desarrollar a partir de ser invitada como consejera?
MEVL: La capacidad de escuchar y observar para poder hacer el comentario correcto en el momento correcto. Ser consejero externo se parece mucho a la labor del consultor, la diferencia es que en un Consejo no resuelves, tú sugieres, cuestionas y orientas. Algo también muy importante que tuve que aprender fue la parte financiera, entender muy bien cómo funciona le empresa y cómo se toman las decisiones.
DM: Menciona al aprendizaje cuando toma el reto de especializarse en retail, después cuando habla de su rol como consejera. ¿Cómo mantiene este aprendizaje como una constante en su carrera?
MEVL: Una de mis características de temperamento es que me gusta mucho aprender. Me he convertido varias veces a lo largo de mi vida: soy ingeniera bioquímica, aprendí sobre control estadístico del proceso y calidad y me volví experta; después hice la maestría en Mercadotecnia, me gustó muchísimo, aprendí sobre calidad en el servicio y me volví experta; después, sucedió lo mismo con el tema de retail. Disfruto mucho aprender. Tenemos en el Tec el concepto lifelong learning, en este contexto tienes siempre que reskill y upskill, porque si no quedas fuera. Esa es una característica que tratamos de formar en nuestros egresados del Tec de Monterrey, esa pasión por aprender, desaprender, y seguir aprendiendo.
DM: ¿Cuál es la diferencia más notable entre el Consejo en una empresa familiar y el de una no familiar?
MEVL: Todos los Consejos donde estoy son de empresas familiares, pero te puedo decir qué observo. Usualmente el Consejo está conformado también por miembros de familia, entonces que el presidente del Consejo sea capaz de clarificar cuál es el rol de cada miembro de la familia es muy importante. Yo tengo la suerte de estar en empresas donde las familias son personas muy educadas y respetuosas; todos saben cuál es su rol y qué deben hacer. Pero sí me ha tocado una empresa donde sus diálogos no eran así, así que no duré como consejera. Es importante que cada miembro sea capaz de comportarse como un consejero más, porque cuando las conversaciones de empresa y familia están mezcladas, como consejera no puedes ayudar. Yo no estoy entrenada para apoyar a la familia, yo estoy entrenada para apoyar a la empresa.
DM: Distintas investigaciones han encontrado que los índices de participación de mujeres en Consejos son muy bajos en LATAM. ¿Qué sugiere a las empresas para incluir más voces de mujeres?
MEVL: Acuérdate que solo el 10% de las mujeres llegan a puestos directivos, no hay muchas. Tenemos que crecer el número de mujeres que llegan a esos niveles para que puedan volverse consejeras. Esa es la labor, pero la debemos tomar todos, no nada más las empresas, también las mujeres tenemos que hacer nuestra parte. Porque sí hay empresas listas para escuchar mujeres —unas más que otras—. Sobre todo, si representamos al segmento de mercado al que sirven; tener consejeras cuando tus clientas son mujeres es súper importante, son la voz del cliente. En muchas ocasiones las mujeres sí quieren continuar creciendo, pero las decisiones que han tomado las limitan. Según los datos que arroja la firma de consultoría McKinsey con respecto al momento de ingresar al mercado laboral, la proporción de hombres y mujeres es muy pareja (50 y 50 porcierto), pero conforme se avanza en la carrera profesional y en consecuencia con la edad, la participación de la mujer en puestos de liderazgo disminuye. ¿Cuál es el factor limitante? La hipótesis es que se carga por un tema cultural. En LATAM el rol de la familia lo tiene la mujer; es la presión social de la familia que hace que se renuncie a las oportunidades de crecimiento profesional. Es un cambio de cultura que nos tomará varias generaciones, tristemente. Yo quiero que más mujeres avancen, ahorita somos muy pocas. Algo que no hacemos las mujeres es levantar la mano; decir “estoy lista y puedo”, y estar muy conscientes de que siempre hay que aprender, no vamos a ser siempre perfectas, debemos aceptar a aprender también de los fracasos. Existen cada vez más oportunidades de crear valor desde diversos roles; ser consejera trae consigo un gran compromiso con la empresa, y desde la empresa debemos reconocer el gran impacto a nuestra sociedad.
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición agosto 2024.

SOBRE MARÍA ELENA VÁZQUEZ LIRA
María Elena Vázquez fue Decana de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Durante 35 años de trayectoria ocupó puestos directivos en Efectividad y Planeación Nacional, Proyectos Especiales para Norte y Pacífico, Centro de Estudios Estratégicos (Retailing) y Dirección de la Escuela de Negocios y Humanidades.
Es apasionada de la consultoría. Combina su rol directivo con asesorías en proyectos estratégicos relacionados con el retail, marketing, gestión de servicios, gestión de calidad y estrategia en empresas como Ford de México, Ciba - Geigy, Smurfitt Cartón y Papel de México, Vitro, Zoológico Guadalajara, Pinturas Berel, Cruz Roja Delegación Guadalajara, Soriana, Farmacias Guadalajara, Bodesa, Arteli, Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, ANAM, ANTAD, Pinturas Prisa, Nutrisa, entre otras.
Ha sido profesora visitante en Estados Unidos, Ecuador, Colombia y Francia, y su investigación ha sido publicada en Journal of Business Research, Journal of Shopping Center Research y Managing Service Quality.
Es Ingeniera Bioquímica egresada del Instituto Politécnico Nacional, con un MBA por el Tecnológico de Monterrey y un Doctorado en Administración de Empresas especializado en Estrategia de Marketing y Retailing por la Universidad de Phoenix.
SOBRE LA AUTORA
Diana Moreno es Gerente de Comunicación y Marca del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM del Tecnológico de Monterrey.
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