De una pasión desde joven por el arte a una de las colecciones más importantes de Latinoamérica; así nació la Fundación Jumex Arte Contemporáneo, impulsada por la visión de Eugenio López Alonso.
La historia del emprendedor social de las artes, Eugenio López Alonso, se remonta a su abuelo, Don Vicente López Resines, quien creó La Costeña en 1923, una empresa dedicada al desarrollo de conservas enlatadas y envases metálicos. Más de 100 años después, La Costeña se ha consolidado como una empresa global. Don Vicente tuvo dos hijos: uno se incorporó a La Costeña, mientras que el otro, Eugenio López Rodea (1934–2022) decidió tomar otro rumbo, dejando el negocio familiar para crear Grupo Jumex en 1961.
La extensión del negocio: Grupo Jumex
Grupo Jumex produce jugos y néctares de frutas frescas y conservadas, leche, batidos y bebidas energéticas. Su sucesor, Eugenio López Alonso, no estaba interesado en involucrarse en la gestión de la empresa, sino que prefirió tener un rol como propietario desde el Consejo y seguir su pasión por el arte. Sus esfuerzos como emprendedor social lo llevaron a la creación de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo en 2001 y la apertura del Museo Jumex en 2013.
El impacto social: Fundación Jumex arte contemporáneo
Cuando Eugenio López Alonso estudió leyes, desarrolló su interés en el arte. Cuando era niño tenía la fantasía de convertirse en “el rey sol” y esa idea lo acompañó hasta los 22 años. Cuando su abuelo le dijo que le obsequiaría lo que él quisiera en su cumpleaños, el joven Eugenio eligió arte. Un viaje de compra de obras de arte en Los Ángeles se convirtió en una excusa para viajar y esto decidió su futuro. En 1994, abrió la Galería Chac Mool, enfocada en arte latinoamericano en Los Ángeles: “Era un pretexto para vivir fuera de México. No funcionó, pero fue mi boleto de entrada al mundo del arte y la confirmación de lo que quería hacer en el futuro” (Carrillo de Albornoz, 2013). Al coleccionar arte se dio cuenta de que quería apoyar las carreras de muchos artistas y se obsesionó con aprender más.
Después de graduarse de la escuela de negocios, Eugenio trabajó en Grupo Jumex como Director de Mercadotecnia en México, hasta que optó por el mundo del arte: “Mi verdadero talento no era para los negocios. Estaba trabajando con mi padre en un círculo muy conservador” (Jones, 2014). Después de 11 años en la empresa, decidió mudarse a Los Ángeles. Ahí trabajó con Esthella Provas en una galería de Beverly Hills. Eugenio percibió el momento idóneo para comprar arte contemporáneo y convenció a su padre de donar un parte de la fortuna de Grupo Jumex: “Cuando compré esto (foto de Andreas Gursky del Aeropuerto de Frankfurt), era la foto más cara del Grupo y estaba un poco nervioso, pero me encantó tanto. Desde entonces, su precio se ha cuadruplicado. Al principio, mi padre no aceptaba (invertir en arte), pero ahora piensa que soy un genio” (Jones, 2014). Grupo Jumex donó más tarde 80 millones de USD a la nueva Fundación Jumex Arte Contemporáneo, lo que llevó a Eugenio y su familia a crear la Colección Jumex y construir el Museo Jumex en la Ciudad de México.
Las principales enseñanzas: filantropía como legado
Las familias empresarias se caracterizan por ser una amalgama de dimensiones (económica, social, cultural, medioambiental), las cuales dan forma a la filantropía como legado. En este sentido, este caso brinda dos aprendizajes clave:
1) Emprendimiento social e impacto social. Eugenio López Alonso, su abuelo, y su padre, nos muestran cómo las familias facilitan el emprendimiento social y el cambio en la sociedad, con impacto social (a través de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo) y de la mano del impacto económico de la empresa (Grupo Jumex). La filantropía no crea un valor agregado al legado, la filantropía es una fuente substancial de legado.
2) Heterogeneidad y valor transgeneracional. La heterogeneidad de las familias empresarias influye en la forma en la que la empresa aborda concretamente los problemas sociales, creando valor transgeneracional. La heterogeneidad refleja cómo la familia gestionó constructivamente las aspiraciones de Enrique, apasionado por el arte y no por la empresa.
Como resultado, el liderazgo de esta familia es visible como una dinastía de emprendedores, quienes más allá de administrar sus empresas existentes, desarrollaron un historial de emprendimiento. Combinando las competencias de tres generaciones, la familia empresaria generó valor transgeneracional, el cual fue más allá de transferir riqueza: permanecieron juntos, se apoyaron, y fortalecieron su dimensión socioeconómica. “Desde entonces ha cuadruplicado su precio (a obra de arte). Al principio mi padre no aceptaba (invertir en arte), pero ahora piensa que soy un genio”. La dimensión económica fue clave para que Eugenio convenciera a su padre de donar 80 millones de dólares para crear una fundación filantrópica y provocar impacto social.
El propósito de Eugenio es educar a las personas acerca del arte y compartir el arte con los mexicanos: “Tengo que tomar decisiones basadas en lo que quiero dejar como legado, en lugar de lo que me gusta. Por ejemplo, el arte en video: realmente no soy fan de eso, pero lo compramos porque sabemos que refleja los gustos contemporáneos. Dentro de cien años, cuando ninguno de nosotros esté aquí, la gente sabrá cuál era nuestra realidad.” (Jones, 2014).
Eugenio López Alonso es ahora un líder de arte reconocido en México y el mundo, ilustrado en sus palabras: “en 1997 todos tenían Riveras y Kahlos, pero nunca Rauschenbergs” (Jones, 2014).
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición agosto 2025
SOBRE LOS AUTORES
Hans Lundberg es Profesor Investigador del Departamento de Estrategia y Liderazgo en EGADE Business School, con experticia en emprendimiento y gestión de la innovación para crear y transformar organizaciones en contextos de alto riesgo e incertidumbre.
hans.lundberg@tec.mx
Marcela Ramírez-Pasillas es Directora Académica del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM del Tecnológico de Monterrey.
m.ramirezpasillas@tec.mx