Por siglos, las empresas familiares han demostrado ser sistemas capaces de transformar su entorno a través de la creación de valor, su visión de largo plazo y su legado transgeneracional. Con el crecimiento de la empresa familiar, se vuelve necesario establecer mecanismos que optimicen el patrimonio y sus beneficios a través de los family offices.
En un inicio, un family office se conforma con la intención de auxiliar a los propietarios del patrimonio en sus estrategias fiscales y de inversión, así como en aspectos legales y testamentarios; pero a medida que aumenta el número de personas y necesidades, se requieren modelos más sofisticados de gestión. En la última década, la relevancia de los family offices se ha equiparado a la de un consejo de administración, que vela por el destino de la empresa, o un consejo familiar, que atiende los temas de familia relacionados con la empresa. Pero ¿qué ha cambiado en tiempos recientes? ¿Dónde invierten su dinero las familias empresarias?
Ante la imposibilidad de predecir el futuro que caracteriza a nuestra era VICA (volátil, incierta, compleja y ambigua), las empresas familiares que se preparan para el largo plazo saben que en tiempos difíciles deben asegurar sus fortalezas. Habitualmente, esto se traduce en renunciar a la especulación en los mercados financieros, invertir en su capacidad de generar valor, diversificarse y prepararse para cuando sea el momento de aprovechar las oportunidades.
Si bien es cierto que la complejidad de las empresas familiares aumenta de manera natural por la evolución misma de estos sistemas, los diferentes estilos de vida exigen contar con más alternativas para proporcionar los beneficios que se generan de un patrimonio determinado. Una sociedad cada vez más consumista, de más exigencias en formas de vida y con mayor movilidad ha marcado una clara tendencia hacia múltiples y variadas formas de invertir los capitales.
Primero, debemos entender el propósito de la familia empresaria para saber cómo construye su patrimonio. El propósito es el punto de partida para establecer una estrategia de crecimiento. Si la intención es diversificar, por ejemplo, una opción será crear un capital privado que permita adquirir o invertir en una empresa ya en el mercado. Si la idea es promover la innovación para que las nuevas generaciones se sientan atraídas por la empresa familiar, entonces la creación de un capital de riesgo para nuevos emprendimientos o modelos de negocios resulta conveniente.
Los portafolios de inversión que maneja un family office pueden ser muy diversos. Su composición dependerá por supuesto del perfil de riesgo de la familia y su riqueza; incluyendo capital privado, fondos patrimoniales, bienes raíces, e incluso artículos de colección. No existe una definición o regla única para crear un famly office, sin embargo, los expertos señalan que, para su funcionamiento adecuado, los activos totales de la familia deberán estar por arriba de los 50 millones de dólares (Boletín de Gobierno Corporativo de Deloitte, 2015).
Sin duda, las decisiones de inversión de las familias empresarias tienen un peso significativo en la economía mundial. Las familias de grandes patrimonios jugarán un papel fundamental en abordar los desafíos mundiales que históricamente han estado en la agenda de los gobiernos; así lo cree el 80% de los ejecutivos de las family offices, según un estudio mundial de 2019 de UBS & Campden Wealth Research. Al 91% de ellos les preocupan las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos y asumen que tendrán grandes consecuencias económicas en 2020, un factor que seguramente influirá en sus decisiones de inversión.
Así como para cada familia empresaria existe un manual de ayuda único e irrepetible, las funciones de un family office deberán establecerse tomando en cuenta el entorno, pero sobre todo los valores, principios y sueños que guían a las familias en su toma de decisiones. Lo más importante es mantenerse preparados para los retos que se presentan continuamente; algunas inversiones sumarán al patrimonio, pero seguramente otras restarán. Es vital el aprendizaje continuo, formal e informal, incorporando flexibilidad en las decisiones y siendo fiel al propósito de la familia empresaria.