Padre trabajador, hijo vividor, nieto mendigo. Este refrán, conocido en varios países del mundo y con versiones en diferentes idiomas, ilustra lo que en algunos casos puede suceder con las empresas familiares: no logran su continuidad pues fallan ante la dificultad de gestionar la complejidad que viene con las transiciones generacionales. Sin embargo, muchas empresas logran romper con este paradigma a través del emprendimiento intergeneracional, ¿cómo lo hacen?
Los retos de la evolución del sistema familia –empresa– propiedad
Los fundadores de las empresas familiares son emprendedores por naturaleza. Son personas con la visión para identificar una oportunidad y volverla realidad. Su capacidad de generar ideas, de asumir riesgos y de rodearse de personas que complementen sus talentos, los lleva a emprender proyectos, que con el tiempo pueden constituir un legado para sus descendientes.
En las primeras etapas de una empresa familiar, los valores y espíritu emprendedor del fundador son fácilmente transferibles a sus hijos, pues la cercanía con el negocio y la pasión del fundador permea los límites del hogar: la conversación sobre la empresa familiar está presente en todos los ámbitos.
Por otro lado, la búsqueda de crecimiento es una constante en todas las empresas para su sostenibilidad, y las empresas familiares no son la excepción; de hecho, estas últimas tienen la presión adicional de crecer para mantener el ritmo de crecimiento de la familia propietaria.
Para mantener el crecimiento, dentro o fuera del core business, es importante transmitir el mindset emprendedor, de tal manera que las siguientes generaciones sigan identificando oportunidades, y asumiendo riesgos de manera responsable. Sin embargo, el crecimiento de la empresa y de la familia accionista trae dos retos importantes en este sentido: por un lado, la gestión eficiente de un negocio en crecimiento demanda la atención de los líderes de la familia; y por otro lado, al crecer la familia, no todos los miembros se mantienen igualmente involucrados con el negocio, ya que muchos de ellos crecen en hogares donde sus padres no tienen un vínculo directo con la empresa. El reto es, entonces, institucionalizar la transferencia de dicho mindset.
El emprendimiento como legado
Para mantener el espíritu emprendedor a través de generaciones, se requiere un trabajo de institucionalización tanto a nivel de empresa como a nivel de familia. A nivel de empresa es importante crear los incentivos adecuados para generar en los ejecutivos –sean o no miembros de la familia– comportamientos alineados con este fin: espacios para la generación de ideas, disposición para asumir riesgos, presupuestos destinados a apoyar nuevas ideas, y sobretodo, contar con un equipo de liderazgo apropiado para apoyar y direccionar dichas iniciativas. Esto incluye que en el Consejo de Administración haya personas –familiares o independientes– con visión emprendedora y con la capacidad de involucrarse en un diálogo con la alta gerencia que incluya temas de emprendimiento e innovación.
Lee la versión completa de este artículo en la Revista LEGADO, Núm 4, agosto 2021.
Sobre la autora: Fernanda Jaramillo es Socia en Lansberg-Gersick & Associates