En toda empresa familiar llega el momento de incentivar a la siguiente generación para que participe dentro de los procesos operativos de la empresa, o en la toma de decisiones del negocio como miembro de la familia empresaria; fomentando así la responsabilidad que implica cuidar y perpetuar lo que se ha construido con esfuerzo y dedicación hasta ese momento.
Estas acciones de involucramiento deben de ir acompañadas por una búsqueda clara e intencional de las fortalezas y áreas en donde el potencial de cada uno de los miembros de la siguiente generación pueda ser aprovechado de la mejor manera posible. En lo individual, debe existir un plan de desarrollo personal y profesional acorde a una visión compartida con la empresa familiar; y para la empresa se debe garantizar que los miembros de la familia son la mejor apuesta de talento para alcanzar sus metas.
Una manera de aprovechar cada fortaleza y área potencial de la siguiente generación es asignar roles específicos dentro de la empresa en donde se les otorgue la confianza necesaria para desarrollar sus tareas y responsabilidades, creando en ellos un sentimiento de propiedad y compromiso con la familia y con la empresa.