La sabiduría es una virtud humana que deriva de la experiencia y que trae consigo un desarrollo cognitivo y emocional avanzado. También es cierto que aumenta con la edad; así entonces, tenemos que valorar esto y aprovechar estar cerca de quienes la han acumulado: nuestros padres y abuelos (aquellos que hoy tienen los 75 años de vida o más). Su generación es llamada generalmente “tradicionalista” (Silent Gen) y se caracteriza por tener como valores rectores la familia, el respeto, la gratitud, la generosidad, el esfuerzo, el trabajo como fuente de bienestar, entre otros. Son seres humanos que reconocen que la austeridad y la determinación los han llevado a vencer múltiples retos y por ello a veces no entienden cómo es que las nuevas generaciones no somos más luchadoras (de acuerdo a sus paradigmas y parámetros) para alcanzar nuestras metas con perseverancia y tenacidad.
La invitación aquí sería entonces observar y descubrir a nuestro alrededor dónde están esas mujeres y hombres sabios que nos marcaron los caminos a la modernidad y que a veces son ellos a los que poco recurrimos en la incansable búsqueda de soluciones. Tal vez sea el momento de recurrir a técnicas simples pero efectivas como propiciar conversaciones y diálogos profundos. Compartir conocimiento en las empresas familiares se puede considerar un impulsor de su ventaja competitiva, generando valor de múltiples maneras. Este valor estará en función de la profundidad del conocimiento que se comparte, pero además de cómo se comparte (tácita o explícitamente). El conocimiento tácito sabemos que será dependiente del contexto; así pues, el conocimiento en las empresas familiares con su visión de largo plazo propicia la sabiduría y es una bendición para los miembros de la familia valorarla y aprovecharla por generaciones.