Generosidad significa “dar con abundancia” y su práctica en la familia empresaria puede facilitar la transferencia del legado de la generación predecesora a la generación sucesora. La generosidad implica priorizar voluntariamente los intereses de la empresa y de la familia sobre los intereses personales como un acto meramente noble. La adopción de la generosidad como tradición familiar anticipa que será replicable de generación en generación y horizontalmente entre los propios sucesores, es decir, entre los primos que pertenecer a varias ramas familiares.
El legado familiar consiste en un binomio compuesto por el capital familiar económico y por el capital familiar no económico acumulados durante una vida de trabajo. Este conjunto de recursos se cede generosamente a la siguiente generación por derechos de consanguinidad, con el objetivo de perpetuar dicho capital más allá de la vida natural del fundador. El capital no económico consiste en una propuesta de valor que contienen en una serie de conocimientos y experiencias empresariales sobre el negocio, los cuales evolucionan y se perfeccionan con el tiempo. Este capital no económico también incluye una serie de mitos, leyendas, tradiciones y valores transmitidos en narrativas que exaltan los logros empresariales y la resiliencia del fundador para superar todas las vicisitudes posibles, lo que le hace merecedor de un prestigio en la comunidad; este capital comúnmente suele permanecer sin cambio en el tiempo.
Adicionalmente, la generosidad también está presente en la encomienda implícita o explícita que va incluida en el legado intergeneracional: al gestionar los capitales de los fundadores, la generación sucesora debe mantener la identidad de la familia empresaria frente a empleados, clientes, proveedores y comunidad en general. Dicha encomienda involucra una disyuntiva: se debe operar un cambio de estafeta sin descuidar la continuidad, situación que pone a prueba la lealtad de la generación sucesora hacia la familia. Para poder “navegar” exitosamente la transición, la nueva generación de líderes de la familia empresaria también deberá liderar con generosidad y priorizar a la empresa sobre sus objetivos personales, un acto benevolente que incluirá tanto al sucesor directo como a los sucesores alternativos no electos, pues estos deberán ceder sus deseos de autorrealización y alinearse a la autoridad del nuevo liderazgo.
Algunos autores (Ghezzi, 2023; Valera et al., 2021) han comparado el legado de la empresa familiar con el concepto operacional del ADN, la famosa molécula que contiene la información genética de los seres vivos. Para dichos expertos, de modo análogo a este elemento biológico, el legado familiar perfila a un sucesor que replica los conocimientos, experiencias, tradiciones y valores de la familia empresaria.
Así pues, siguiendo con esta alegoría, sostendríamos que del mismo modo que en el ADN la proteína llamada “histona” da soporte estructural y permite la replicación de nuevos individuos, en la familia empresaria la generosidad es el elemento básico que consolida la transición del capital no económico en la continuidad organizacional y permite su perpetuidad, al mismo tiempo que, también guiados por la generosidad, los distintos miembros de la familia empresaria operan con compromiso sus funciones asignadas en la transición y evitan el surgimiento de conflictos.
Ahora bien, la generosidad es un músculo que se ejercita desde la infancia y se puede desarrollar con algunas prácticas familiares, entre las que destacaríamos:
- Brindar tiempo de calidad a la familia, lo que implica apartarse de la empresa y de distracciones diversas, incluidas las de la tecnología, para atender las inquietudes de los hijos.
- Practicar el perdón en la familia, particularmente entre hermanos; este ejercicio puede generar solidez si se apoya en preceptos espirituales o terapéutico-emocionales.
- Aumentar el compromiso con la sostenibilidad del planeta mediante la promoción de hábitos de consumo sobrios y responsables.
- Enseñar a los infantes a gestionar conflictos desde la óptica de la generosidad y con un manejo adecuado a la frustración.
Finalmente, todo este esfuerzo debe ser igualitario entre niños y niñas, así como entre hijos mayores y menores.
Para concluir, cabe recordar que la vivencia y compromiso con el legado puede debilitarse hacia la tercera generación, debido a su habitual menor interacción con los fundadores, lo que a su vez puede complicar el éxito del traspaso intergeneracional y la supervivencia de la empresa familiar. Para sortear esta complejidad, la generosidad podría ser, de nueva cuenta, una buena herramienta, pues al facilitar lazos de afecto desinteresado aumenta la comunicación entre los miembros familiares dispersos y menos involucrados. También, el uso de plataformas digitales —un canal ampliamente aceptado por las nuevas generaciones— podría ser de ayuda para insistir en la consolidación de este espíritu generoso en la familia empresaria, mediante herramientas gráficas y audiovisuales que tengan un impacto poderoso.
Referencias
Ghezzi, S. (2023). The legacy of the past in business families of Northern Italy. Springer International Publishing, 223–243. 1https://doi.org/0.1007/978-3-031-20525-5_9
Valera, P., Feliu, N., & Lansberg, I. (2021). Fit for the future? The cultural dna of spanish and latin american family businesses. European Journal of Family Business, 11(1), 45–55. https://doi.org/10.24310/ejfbejfb.v11i1.12846
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición diciembre 2023.
SOBRE EL AUTOR
Javier Brenes es doctorante en dirección organizacional con especialidad en la empresa familiar.
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