Las empresas dirigidas por familias son únicas y albergan características que las han diferenciado del resto del tejido empresarial. La procuración de los valores familiares, el apego a la historia de la familia y el sentido de solidaridad y pertenencia a la comunidad han sido atributos íntimamente relacionados con el legado de las familias empresarias.
Hacia dentro de las empresas, estos atributos se transpiran diariamente y son los fundamentos sobre los cuales estas operan y se proyectan hacia el futuro pero, ¿qué relevancia tienen los valores, historia y legado familiar hacia afuera, hacia sus públicos?, ¿es posible reverberar nuestro tesoro familiar hacia nuestros consumidores?
No solo es posible y relevante, es necesario para la fundamentación de la propuesta de valor de nuestra empresa familiar. Mostrarles a nuestros clientes lo que la empresa puede ofrecer es uno de los mensajes más contundentes e indispensables para atraerlos, involucrarlos y fidelizarlos. Es de suma importancia relacionar todos los aspectos destacados de la empresa, pero hacemos una diferencia real al destacar el legado familiar que ha dado vida al negocio y que tanto nos enorgullece.
Recordemos que las propuestas de valor indican a nuestros clientes por qué somos relevantes para ellos, pero las familias empresarias tenemos la ventaja de comunicar por qué somos únicos, cuáles son los valores que empatizan con ellos, cuál es esa esencia que emana de nuestro núcleo familiar y que buscamos que perdure por generaciones.
Busquemos posicionarnos de manera diferenciada aprovechando el valor emocional, social, sentimental o relacional que nos ha caracterizado como familia y como empresa. Ninguna historia familiar es idéntica y todas han nacido del esfuerzo, de la resiliencia y de la búsqueda de nuevas oportunidades.
Capitalicemos nuestros atributos familiares y busquemos nuevas maneras de incorporarlos en nuestros productos y mensajes.