Es procedente recordar que el comité de auditoría tiene como principal actividad –en nombre del Consejo de Administración– la supervisión de la integridad del reporte financiero, controles y procedimientos implementados por la dirección, con el ánimo de proteger los intereses de los accionistas y otras partes interesadas.
Es fundamental que se reconozca que con los grandes logros empresariales, llegan también mayores responsabilidades. Administrar y proteger el patrimonio ganado con esfuerzo es una tarea que exige diligencia, trabajo constante y conocimiento de los riesgos que puede correr la empresa. En mi experiencia profesional he encontrado empresarios que no son del todo conscientes de las problemáticas que pueden enfrentar.
El Consejo de Administración y el Comité de Auditoría deben tener una estrategia para la identificación, medición y mitigación de riesgos. Un aspecto importante por considerar son los peligros que vienen desde el interior de la propia empresa: el fraude, la corrupción y el lavado de dinero; estos son cada vez más comunes en el entorno de los negocios de México. Sin embargo, estar preparados para enfrentarlos y mitigarlos conducirá a proveer seguridad al patrimonio construido por la familia empresaria.
La respuesta más eficaz para prevenir y solucionar las irregularidades internas –que pueden llegar al grado de un delito grave– es a través de una solicitud de auditoría forense. Aunque el nombre de esta especialidad parece alarmante, se trata de una necesidad para cualquier empresa familiar preocupada por contar con seguridad y certeza sobre sus activos y pasivos, desde una perspectiva legal.
¿Qué es la auditoría forense?
El término ‘forense’ indica que el desempeño de una actividad tiene relación con el ámbito de lo legal. Las auditorías financieras que comúnmente realizan las empresas están enfocadas en identificar errores en la administración de los activos. En cambio, la auditoría forense identifica indicios de acciones que pretenden cometer fraudes; para reunir evidencia que deslinde de responsabilidades y utilizarla si existe un proceso legal ante una serie de hechos.
Son múltiples las formas en que los colaboradores –incluso integrantes de la familia– pueden cometer un fraude: alteración de documentos, encubrimiento de ingresos, alteración de contratos, desvío de dinero, robo de información confidencial, entre otros. Un auditor forense tiene la tarea de analizar e interpretar información, indagar sobre los hechos y demostrar la comisión de un delito si es necesario.
Prevenir, no lamentar
Como puede deducirse, el puesto de auditor forense es complejo y exigente. Para llevarlo a cabo es necesario un fuerte espíritu profesional, complementado por una amplia serie de facultades: formación académica especializada, el conocimiento de distintas disciplinas como el derecho, las finanzas y la criminología. Además, el auditor debe saber mediar y negociar, tener una mente creativa, inteligente e intuitiva; debe tener un manejo muy hábil de las herramientas y metodologías que le van a permitir recolectar sus pruebas y convertirlas en evidencias para demostrar el delito cometido.
Sabiendo todo lo que implica el trabajo de la auditoría forense, es comprensible que, para lograr su cometido, debe tener un conocimiento profundo de la empresa, su entorno, sus procesos y marco normativo. Aunque un profesional experto puede resolver una emergencia, lo ideal es contar con un sistema de prevención que identifique los riesgos de la empresa, disponga las medidas adecuadas de prevención, dé un seguimiento puntual y realice los ajustes necesarios, entendiendo que los métodos para realizar un fraude se actualizan cada día y buscan evadir las medidas de seguridad ya existentes.
La auditoría forense es el pilar de una cultura preventiva
Liderar responsablemente una empresa familiar implica una constante actualización de los deberes y responsabilidades de la compañía en todos sus ámbitos: legales, financieros y contables, entre otros. En este sentido, el pronto establecimiento de un diagnóstico de riesgos de fraude, llevado a cabo por un profesional de la auditoría forense, será el primer paso para infundir en cada uno de los colaboradores el sentido de cumplimiento, cuidado y compromiso con la organización.
Una cultura de la prevención de fraudes bien estructurada comienza concientizando al fundador, a los integrantes de la familia y a sus órganos de gobierno, de que un fraude afecta a la empresa y a las partes relacionadas.
Una encuesta realizada por la Economist Intelligence Unit ha concluido que más de la mitad de las organizaciones de Latinoamérica sufrieron algún tipo de fraude en 2022. Ante este alarmante dato, hoy es un buen momento para que tu empresa familiar tome las medidas pertinentes para proteger su patrimonio.
Artículo originalmente publicado en la Revista LEGADO, edición abril 2024.
SOBRE EL AUTOR
José Mario Rizo es Profesor en el Departamento de Contabilidad de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
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