Comunicar los valores de la familia ha sido siempre un tema de preocupación de toda familia empresaria. Usualmente, a lo largo de la historia, quizás lo que mejor hacen las familias es transmitir sus valores, ya que son aprendidos en el proceso de socialización de los niños cuando van creciendo. Sin embargo, en las familias empresarias es un tema que conlleva más complicaciones, y para poder comunicarlos y transmitirlos a las siguientes generaciones hay que tener claras las siguientes distinciones.
- Los valores de la familia empresaria no son los mismos que los de la familia. En su relación nuclear como esposos, abuelos, hermanos o primos, la familia ha conformado unos valores inmersos en la cultura familiar. Sin embargo, en la familia empresaria el tipo de relación cambia. No solo es una relación entre esposos o hermanos, sino que además es una relación de dueños o futuros dueños y por lo tanto los valores no son exactamente los mismos.
- Los valores de la familia empresaria deben tomar lo mejor de la historia de la familia, pero al mismo tiempo guiar su futuro. Los valores no son estáticos, cambian con el tiempo. De hecho el gran reto para las familias empresarias es ir incorporando los valores de las nuevas generaciones e ir dejando atrás aquellos que ya no son relevantes.
- Los valores de la familia empresaria deben servir para tomar decisiones importantes. Muchas familias empresarias definen sus valores como parte de su filosofía rectora, los asientan en el protocolo familiar, pero son a veces letra muerta. Es decir, a la hora de la verdad, en la que se deben tomar decisiones importantes que representan un dilema ético para la familia empresaria, no son tomados en cuenta ni revisados. Se debe hacer una revisión de los valores en situaciones concretas y no solo en abstracto.
- Los valores de la familia empresaria deben ser compartidos y construidos con formas creativas de comunicación. Compartir los valores, para que realmente sean vividos por los miembros de la familia empresaria, solo puede hacerse a través de formas creativas. Entre ellas se encuentran las historias, narraciones o dichos que van pasando de una generación a otra. El dar el ejemplo y construir relaciones de maestro-aprendiz es otra forma magnífica de lograrlo.
Propiciar una cultura intergeneracional que promueva la armonía familiar y que genere activos intangibles que abonen a la continuidad de la familia empresaria, en donde los valores son un eje fundamental, es clave no solo para que las empresas sean exitosas, sino también para que las familias empresarias sean armónicas, plenas y felices.
Artículo completo disponible en la Revista LEGADO, Núm 3, Abril 2021.