Usualmente las personas buscamos defender lo que consideramos propio, lo nuestro, lo que nos pertenece. Podríamos decir que es algo sumamente racional y adecuado. Pero ¿qué es lo nuestro?
Eran como las diez de la mañana de la quinta semana del encierro obligado por la pandemia, cuando sonó el teléfono. Era Octavio, ni siquiera saludó y me dijo: "Estoy decepcionado de la educación que recibimos. ¿Te acuerdas de Eduardo, nuestro compañero de clase que ahora tiene una inmobiliaria que heredó de su familia? Pues el muy canalla contrató un abogado para aprovechar la situación de la crisis y despedir a los trabajadores".
A las doce del día me llegó un mensaje instantáneo en el "Whats". Era Eduardo quien escribía: "Octavio no razona bien. Dice que sacrificará sus utilidades para mantener el sueldo de sus empleados, que ya tiene una reserva. Si sigue así, al rato perderá hasta lo propio y su empresa de cómputo que con tanto esfuerzo fundó con sus hermanos se vendrá abajo".
A las cuatro de la tarde me conecté para una videoconferencia por Zoom. En la pantalla apareció Joaquín, empresario familiar del sector turístico, en situación dramática por la pandemia. Abrió su micrófono: "¿A qué no te imaginas con quien platiqué hace un momento? Con Octavio y con Eduardo. Los invité a formar un grupo para aportar tiempo o dinero en coordinar esfuerzos y apoyar a grupos pobres y más vulnerables por la crisis sanitaria y económica. No sé dónde quedó su cabeza, ambos me dijeron que estaban muy ocupados; Eduardo cuidando sus utilidades y Octavio cuidando a sus trabajadores".
A las siete de la noche saqué mis apuntes de la clase de ética empresarial y lo comprendí todo. Era un texto del Dr. Otálora que explicaba los distintos niveles de razonamiento moral. Mis tres amigos empresarios entienden lo nuestro de manera distinta:
- Eduardo aplica la moral del niño: lo importante soy yo, lo mío y no te presto mi pelota.
- Octavio aplica la moral de la tribu: lo importante es lo que pertenece a mi grupo, los que están conmigo, a los de mi especie sí les presto mi pelota.
- Joaquín aplica la moral de la humanidad: lo importante es el bien común, lo que es en sí humano, aunque no te conozca te presto mi pelota porque en el fondo es de todos.
¿Qué opina?¿Cuál será el nivel de razonamiento moral (niño, tribu o humanidad) del líder empresarial familiar? Usted, ¿a quién le prestaría la pelota?