Fui la segunda de siete hijos en mi familia; y desde pequeña me ha gustado el cuidado de las plantas, el campo, la tierra y en general, la naturaleza. No sabía que esto estaría relacionado a lo que más tarde decidiría emprender que es mi carrera profesional en el Tec de Monterrey. No era muy claro para mí, incluso a la edad de 20 años, qué camino quería tomar, pero la idea de trascender, por algún motivo siempre la acariciaba mi mente cuando pensaba a futuro.
Definitivamente cosechamos solo si hemos sembrado y la tierra es fértil. En la medida que nos aseguremos que la tierra cuenta con los minerales y nutrientes necesarios para que la semilla germine, será cuestión de mantener los mejores cuidados para ver buenos frutos. Son leyes de la naturaleza que por supuesto aplican a nuestro florecimiento humano y es fundamental estar atentos a nuestro alrededor.
Cuando una familia piensa en trascender, generalmente piensa en esa trascendencia a través de un legado. Por supuesto si hay hijos, ellos son parte de este legado; y sus padres desean que lo que se va creando se siga cultivando y floreciendo por generaciones, esperando siempre la maximización de beneficios.
Padres y madres de familia, observen a sus hijos, pregunten qué les gusta, qué se imaginan ser cuando sean grandes, qué les da miedo, etc. Les puedo asegurar que en algunas de sus respuestas podrán encontrar destellos o guías perfectas hacia la construcción de una visión compartida que culminará en un legado de gran trascendencia.