Un factor esencial que determina la supervivencia de las familias empresarias es su nivel de adaptabilidad. Los cambios tecnológicos, ambientales, sociales e incluso sanitarios han provocado en las familias empresarias que su capacidad de adaptación permita regular e integrar el cambio en sus procesos organizacionales, resolver o anticipar problemas complejos, incluso hacerlo más rápido que las empresas no familiares. Esto es posible debido a sus estrategias diferenciadoras y características distintivas como son los valores familiares centrados en las personas y los lazos sociales con sus colaboradores que permiten tener una sólida relación, cercanía y confianza para una rápida toma de decisiones.
Los valores familiares profundamente arraigados en su empresa están presentes en el cuidado de sus colaboradores ante cualquier eventualidad y en su visión altruista para contribuir con la sociedad, atendiendo necesidades sociales, culturales, de educación y cuidado del medio ambiente; estas características distintivas convierten a las familias empresarias en ejemplo de la aplicación de los criterios ESG. Sin embargo, la encuesta de empresas familiares 2021 de PwC señala que la mayoría de los propietarios encuestados dan prioridad a la expansión a nuevos mercados (82%) y a la mejora de las capacidades digitales (80%), mientras que solo el 39% clasifica la sustentabilidad y los criterios ESG como principales prioridades.
Dentro del marco de los criterios ESG, la dimensión ambiental abarca la gestión de residuos, el manejo del agua y el uso de otros recursos ambientales. Este criterio se centra en los informes medioambientales y en los esfuerzos realizados por las empresas para reducir los niveles de contaminación y emisiones de carbono. Lo positivo de las prioridades mencionadas en la encuesta de PwC es que las familias empresarias sí contemplan el fortalecimiento de sus capacidades digitales —aunque pueden verse frenadas por la brecha generacional— esto es, generaciones enraizadas con procesos tradicionales ya probados, contra aquellas generaciones cuya idea central se enfoca en la transformación de la empresa. Es por ello que centrarse en la digitalización tienen un fuerte impacto en la sustentabilidad ambiental ya que están estrechamente entrelazadas, se generan importantes beneficios como la reducción de los viajes de los empleados al realizar reuniones virtuales (reducción de la huella de carbono) y también el contar con una oficina libre de papel (cuidado de los recursos naturales).
La dimensión social de los criterios ESG incluye el análisis de los grupos de interés como lo son los clientes, los empleados y todos aquellos afectados por la presencia de la empresa, como las personas que viven cerca de la organización. Esta dimensión hace referencia a cómo se gestionan la diversidad, la inclusión y la relación con la comunidad. Es por esto que el trabajo remoto es una iniciativa de largo alcance con un fuerte impacto social y medioambiental ya presente en algunas empresas de nuestro país y que continuaremos presenciando en los próximos años. Esta iniciativa presenta beneficios tanto a los empleadores como a los colaboradores entre los que se encuentran una mayor flexibilidad para los trabajadores e incremento en la productividad organizacional. En algunos países se observa el valor compartido de esta medida al brindar a las colaboradoras mujeres la oportunidad de postularse a trabajos con salarios más altos, buscando el equilibrio entre carrera profesional y el cuidado de los hijos y contribuyendo a reducir la brecha salarial con los hombres. También se observa un valor para aquellas personas de nivel socioeconómico más bajo donde los traslados casa-trabajo requieren una inversión alta de tiempo y dinero.
Por lo anterior, el valor para la empresa radica en el cuidado del bienestar de sus empleados, su desarrollo y también en el cuidado del medioambiente al contribuir en la reducción de monóxido de carbono al minimizar los traslados casa–trabajo. Es por eso que, el trabajo remoto ejemplifica ampliamente los criterios de ESG, filosofía que las familias empresarias irán abrazando con mayor fuerza por su base sólida en el desempeño de actividades sociales, ambientales y de gobierno corporativo. Estos criterios se deben incorporar en la estrategia, los procesos y las actividades de la organización, buscando generar confianza y asegurar su permanencia.
Ya hemos dicho que la adaptabilidad de las familias empresarias a los retos actuales y futuros es y será posible por la fuerza de sus valores, por su baja aversión al riesgo y su apuesta por el talento. Será esta capacidad de adaptación al cambio clave para hacer a las familias empresarias referentes en la incorporación de los criterios ESG en las prácticas de gestión, contar con políticas de diversidad, inclusión, trabajo remoto y cuidado de los recursos naturales. No será sencillo cambiar las prioridades, pero este nuevo enfoque brindará la oportunidad de contribuir con un mundo sustentable.
Laura Esther Zapata es Decana Asociada Académica de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
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