El emprendimiento en México ha crecido, ya sea por el deseo de tener algo propio, por la facilidad de gestionar el tiempo o como una opción ante el desempleo; sin embargo, la mayoría de los casos tienen algo en común: crear negocios para el sustento familiar, dando así, en muchas ocasiones, el nacimiento de una empresa familiar.
Muestra de la importancia de las empresas familiares es que en México representan 90% de las unidades económicas y son generadoras del 75% del empleo, además que aportan 95% al Producto Interno Bruto, de acuerdo con el Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM). Esto posiciona al país en el quinto lugar con más empresas familiares en Latinoamérica.
A pesar de ser mayoría, también son las que más conflictos sufren para mantenerse a lo largo del tiempo, sobre todo, porque muchas empiezan con la idea de ser un negocio que genere ingresos, sin tener visión a largo plazo.
“Una empresa se convierte en familiar en el sentido de proyección de largo plazo, es decir, si puse un restaurante, carnicería, tienda de regalos o salón de belleza, por ejemplo, se ve cómo evolucionar, profesionalizar e identificar claramente cómo usar los recursos para que perdure. Ser familiar no es lo mismo a no ser profesional”, expuso en entrevista con El Economista, María Fonseca, directora del IFEM de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Detalló que el proceso de transformarse en un negocio a una empresa completamente familiar comienza al robustecer el negocio, cuando se plantea que las siguientes generaciones lo administren. Para esto se requiere preparar a las personas sobre cómo gestionar la organización, el modelo de negocios, liderar, entre otros elementos.
¿Por qué mueren empresas?
De las empresas familiares en Latinoamérica, 60% está en la primera o segunda generación, 30% ya llegó a la tercera y solo un 10% en la cuarta generación o mayor. Las razones de no trascender son la falta de visión a largo plazo, así como de la gestión del negocio.
“Si un fundador solo ve el negocio para salir adelante por una necesidad, la oportunidad que vio se agotó o ya no quiere trabajar, se acaba la empresa y no pasa nada, tampoco es malo porque no había intención de transferir el legado. Nunca dejó de ser un emprendimiento pero no trascendió a más, no es un fracaso, solo una decisión tomada”.
Pero ¿y las que si quieren perdurar?, ¿por qué no trascienden? Las razones están en la gestión, capacitación de nuevas generaciones e innovación.
Muchas empresas no están preparadas para los cambios, el saber responder rápidamente ante cualquier situación e irse diversificando. Por ejemplo, en la pandemia muchas no sobrevivieron, sobre todo de los sectores de turismo o alimentos, entre las principales razones está el no haberse preparado ni adaptado a los cambios.
Asimismo, prevalece el reto de incorporar a las nuevas generaciones desde el comienzo, jugar con los roles de la organización y crear nuevos espacios para el futuro.
“Si sé es una empresa familiar, se puede construir una ventaja competitiva por ser miembro de una familia empresaria porque tienes múltiples espacios para aprender y practicar. El tema es entrenar a las nuevas generaciones”.
Los creadores de la empresa deben irse preparando para entrenar, respetar y entender que cada generación puede aportar cosas nuevas al legado que se va construyendo. “El legado no solo es la empresa, hay muchas cosas y hay que estar a la altura de la actividad”.
Ejemplo de empresas familiares líderes que trascendieron son Tous, Devlyn, Nike, Mars, Walmart y Dell, algunas de estas con más de 100 años de operación. La clave de su éxito es ver a futuro, sumar a los más jóvenes y plasmar sus valores en la organización.
Reflejo de la familia
Para Fonseca, entre las mayores ventajas de las empresas familiares es que se construyen sobre los valores de la familia, el ambiente es más humano y esto también lo transmitirá la organización. La reputación familiar se verá en el mercado.
“Desde la familia se diferencia la empresa. Hay que entender qué conflictos se tienen, cuáles pueden surgir y aprender a reconocer los valores que suman valor. Esto será el mayor diferenciador”.
Parte de estos valores deben plasmarse en la gestión, al inculcar el valor del negocio a los descendientes, al designar a las personas que colaborarán y saber elegirlos, así como diferenciar lo fraternal de las capacidades. Asimismo, respetar cuando una persona no quiere ser parte de la compañía.
Tal vez te puede interesar este programa: